Las premuras que afectan al sector eléctrico

Sábado 16 de Septiembre de 2023

Editorial

Columna de opinión sobre los anuncios realizados por el Ministerio de Energía y la Comisión de Minería y Energía del Senado de la elaboración de un nuevo mecanismo de estabilización de tarifas publicada en el Diario Financiero el pasado 14 de septiembre.

Causando una gran sorpresa y preocupación, se ha hecho pública la solicitud de parlamentarios de distintas bancadas, a través de un proyecto de acuerdo y de una reunión con el Ministerio, cuyo propósito es avanzar en un nuevo mecanismo de estabilización de tarifas eléctricas. Si bien es comprensible y necesario que todos los actores con incidencia en la política pública se ocupen de abordar el impacto del aumento en la tarifa a clientes regulados de mayores consumos que podrían aumentar un 8% o más, entre ellos pymes, hay varios elementos cruciales que no pueden dejar de analizarse críticamente.

El primero, las contingencias y emergencias no pueden postergar el hacerse cargo de las reformas estructurales que requiere el sector. No resiste análisis el continuar con una agenda regulatoria que responde casi exclusivamente a la casuística y renuncia a hacer los cambios de fondo que la industria requiere en el ámbito del diseño del mercado , la gestión operacional del sistema eléctrico, y la promoción de la nueva infraestructura habilitante para el proceso de transición energética bajo reglas de mercado que aseguren eficiencia.

Segundo, los mecanismos de estabilización tarifaria hasta ahora introducidos han tenido un impacto en las empresas con contratos de suministro a clientes regulados y constituyen una distorsión para el desarrollo sano y dinámico del mercado de generación, por lo tanto, no se puede seguir perseverando en la distorsión, menos aun cuando el contexto país es muy distinto al del pasado reciente y que además las soluciones adoptadas no han logrado estabilizar -en los tiempos proyectados- el nivel tarifario, lo que hace que la temática vuelva a la agenda pública una y otra vez.

Por último, se espera que, en pocas semanas, un problema complejo, de múltiples aristas e impactos sea abordado con una solución técnica. Los plazos anunciados dan cuenta de que probablemente se recurra al mismo tipo de mecanismo, en vez de plantear un modelo alternativo. Ciertamente no es el camino, debemos tomar nota de las lecciones aprendidas.

Entendemos que el Ejecutivo debe encontrar una solución a las alzas de tarifas, qué duda cabe, pero es tiempo que esas soluciones partan por un financiamiento público que implique las menores distorsiones posibles al mercado y enseguida avanzar en reformas que anticipen y consideren los efectos a cliente final, priorizando una transición justa y eficiente.

Ante este cuadro, enfatizamos la necesidad de mayor conducción y convicción en la agenda que se debe ejecutar, y tan importante como lo anterior, una visión de conjunto que haga más eficiente la identificación de soluciones y la toma de decisiones. No se puede aspirar a solo promover una agenda de consenso y de mínimo impacto, no basta con aquello, como tampoco continuar resolviendo el caso a caso, pues éste no solo nos puede llevar a seguir chocando contra la pared, sino continuar navegando en la agenda de las premuras del sector.